La justicia es un tema mayor a lo largo de toda la Biblia. Que Dios sea justo, como repiten una y otra vez los profetas, quiere decir que es liberador, que toma partido por los pobres y exige que se respete el derecho de los oprimidos, que es recto, que no se deja sobornar por la palabra engañosa o por el culto vacío. Conocer a Dios -en lenguaje bíblico es lo mismo que amarlo- es obrar la justicia (Jeremías 22, 13-16). La religión verdadera es reconocer el derecho de los pobres y establecer relaciones de justicia entre los hombres (Isaías 1, 10-18; Jeremías 7, 1-11).
martes, 30 de noviembre de 2010
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